Por J.M.D.S. El joven director técnico de Racing se encuentra en el ojo de la tormenta. La Academia no juega bien, y sus decisiones tienen mucho que ver.
No se entiende a qué juega el equipo. O sí, a chocar, a apurarse para hacer todo mal. Le meten un ritmo terrible, cansador, demoledor, para nada. Acumula gente en el medio pero es un equipo previsible y aburrido. No se le podrá achacar a la dirigencia el no haber hecho incorporaciones de jerarquía. Racing tiene -quizás- el mejor plantel de los últimos 30 años. El club se ordenó muchísimo y además de comprar buenos jugadores, sumó mucho desde abajo; las inferiores pasaron a ser fundamentales.
Ahí radica el mayor acierto de Zubeldía. La confianza otorgada a los Centurión, Fariña y Viola en su momento, De Paul, Zuculini, Vietto, etc, es de lo más rescatable de la “era Zubeldía”. Los puso, los mantuvo, les dio seguridad y rodaje. Pero Racing no sabe a qué juega. Mucho se habla hace varios años de la importancia del resultado y, desde estas líneas, no se le quitará razón a ese fundamento. Pero no es lo único que se debe analizar. Y para muestra basta un botón: Zubeldía ha realizado (desde lo estadístico) campañas mucho más que aceptables. Pero en el rubro fútbol, juego propiamente dicho, no da el nivel para dar el salto de calidad que pretende Racing.
El entrenador repite errores del período en el que dirigía a Lanús. Es el mismo, no cambió en nada. Cambios de esquema, de nombres, pero no de juego. Demuestra en sus equipos la síntesis perfecta de los peores rasgos de entrenadores muy prestigiosos y ganadores: Bielsa y Simeone, por ejemplo. El joven técnico propone la locura desde el juego del primer Cholo, el de River y San Lorenzo, que atacaba todo el tiempo y sin pausa. Pero ni eso, porque Racing tiene partidos en que espera a sus rivales, les cede campo y pelota y trata de jugar de contraataque. De Bielsa se le puede llegar a reconocer (salvando las distancias, que se entienda) una verba que seduce a varios por tener ideas supuestamente claras y renovadoras.
Desde los medios, en ocasiones, se lo “protege” demasiado. Tal vez por ser un técnico abierto con la prensa, o por ese discurso ameno, tranquilo (aburrido) y tal vez, por ser joven, no se lo critica en su real dimensión. Racing juega muy feo. Y su técnico tiene muchísimo que ver. Es una verdad de perogrullo que hay entrenadores (Lavolpe, Caruso Lombardi, Mourinho, entre otros) que se creen más importantes que los jugadores. Lo demuestran con sus palabras, con una soberbia y parsimonia que hace creer a la gente que ellos inventaron el fútbol. El rol del técnico de un equipo es fundamental. Ordena, dispone, propone y enseña. Un cambio mal hecho puede definirlo todo. Pero jamás un orientador será más importante que los jugadores.
Zubeldía, pone su supuesto esquema por delante de todos y todas. No se puede definir el juego de Racing. Hay partidos en los que ataca y otros en que no tiene vergüenza en prescindir de la pelota y ceder espacios a su rival. La superpoblación en el mediocampo se supone que es para manejar la pelota y dominar al rival pero esto casi nunca ocurre, se abusa del centro y el 9 es el formidable Vietto , un centrodelantero que es figura casi siempre muy a pesar del equipo que tiene a su alrededor. Pero esto no ocurre por falta de nombres de jerarquía, sino por la manera de jugar del conjunto.
En síntesis, el técnico de Racing se suma a la lista de colegas que “complica el fútbol”, a veces parece que hablara de Física o química, y no es una materia tan complicada. Se enceguece con jugadores que ya tuvieron su chance y la siguen desaprovechando: el caso de Villar es el ejemplo más claro de la confusión de la que está preso Zubeldía. Juega de todo y de nada. Llegó a jugar de 4, de 8, de volante por izquierda, de doble 5, de enganche… Y hubo un común denominador: de todo jugo muy mal. Un resumen de lo que es y lo que propone Racing.
Deberá cambiar mucho de aquí en más si se quiere pelear arriba, se verá si es con cambio de nombres, de esquema o, en el peor de los casos, de entrenador.